¿Por qué para entregarme a mi mismo es necesaria una educación integral?


En una jornada de formación en el partido político al que pertenezco estábamos viendo una clase de historia de Venezuela. La frase inicial fue clara: Nadie puede aspirar un cambio en el lugar donde vive o trabaja si no conoce la historia de ese lugar. He querido que este recordar sea el punto de partida de este breve artículo, porque viene muy al caso. No podremos vivir la castidad si renegamos del conocimiento de uno mismo, de la educación en valores orientada a la persona en vez de orientarse al placer.
Entonces, tiene sentido preguntarse honestamente:

¿Por qué para donarme a mi mismo es necesaria una integral y permanente educación?

La respuesta nos la dio el historiador. Hay que conocer, formarse en aquello que amamos y constituye nuestra esencia, para hacer los cambios pertinentes a fin de alcanzar u orientarnos a la plenitud, que entendida en el amor ha de ser permanente.

Todos queremos ser plenos, queremos la felicidad completa, que sabemos alcanzaremos al estar con el Creador, pero que sabemos debemos abonar aquí en la tierra. Como quiera que sea, hay otra frase que es muy utilizada en este tema: Nadie puede amar lo que no conoce. Yo le agregaría: Y nadie es feliz hasta que no encuentra el verdadero sentido de la vida, incluida la sexualidad

Es decir, si una persona no se educa (y aquí entra la educación general incluida la educación sexual), si esa persona no se interesa, sea por ignorancia o rechazo frontal, por conocer el sentido de la vida y más concretamente el sentido de la sexualidad humana y su vivencia, ¿cómo podrá vivir una sexualidad sana si no conoce qué es una sexualidad sana? Se necesita madurez para dejar de confiar ciegamente en la propia experiencia sentimentalista para tener el valor de abrirle nuestra mente a la educación. Pero tenemos un reto a vencer: la falsa educación sexual que se imparte en las escuelas, incluso católicas, donde se les dice a los jóvenes y niños que el preservativo y las pastillas anticonceptivas son necesarias para una vivencia responsable de la sexualidad. ¡Tenemos que derrotar la ignorancia con una integral y permanente educación!

¿Qué es una educación integral?

La educación integral, incluida la educación sexual integral, es aquella que le muestra el valor de la persona a la persona. Es decir, en vez de mostrar el valor de las cosas primero, muestra el valor de las personas primero. Una educación integral abarca a la persona toda y lo que en función de la satisfacción de sus necesidades naturales el hombre ha ido creando.

La educación no integral viene a ser aquella que primero se centra en las cosas que el hombre ha ido creando, con el grave peligro de considerar a la persona y su valor como subordinados a la "eficiencia" que tiene dicha creación del hombre.

Pongamos ejemplos: 

1) En una clase de educación para la salud, propia de la educación secundaria venezolana, una profesora enseña que para vivir una sexualidad responsable es indispensable el uso del preservativo pues así se evitan enfermedades venéreas. Asimismo les comenta a los alumnos que las pastillas anticonceptivas son un buen método a la hora de espaciar los nacimientos. Claro, no faltó la exhortación a evitar la promiscuidad y nunca se habló de castidad.

En este ejemplo, vemos como la ingenua profesora -con todo respeto- en vez de empezar con el amor, comenzó con el placer. En el mejor de los casos, presupone que los jóvenes tendrán relaciones sexuales "por amor". ¿Es esto una educación sexual integral? No. Esto es esencialmente una educación en la genitalidad. Nunca se menciona el amor, nunca se menciona la castidad. Y si se mencionasen, se asume que antes de vivir toda la vida con otra persona, se tendrán "inevitablemente" varias relaciones sexuales antes. 

Es como decir: "No sean promiscuos, pero si toman pastillas y usan condones no se enfermarán ni se embarazarán". Yo me pregunto, ¿Qué tipo de comportamiento está promoviendo esta "educación para la salud"? La respuesta es obvia: conductas sexuales de riesgo.

2) Un joven deseoso de superarse se involucra en el deporte, se la pasa entrenando y es muy diestro en ello. Pero tiene una diatriba, no entiende qué rayos tiene que ver una mujer con muy poca ropa con una revista de deportes, como las que circulan en el país. El joven , en plena pubertad galopante, asume que como la sociedad lo ve bien, pues está bien que un joven deportista mire y admire la manera de presentarse de dichas modelos, en revistas que nada tienen que ver con sexo. El joven aprende que la masculinidad, que asocia al deporte, tiene que ver con ver mujeres en trajes de baño o hasta menos ropa como "chica tal o cual revista" de deportes. ¿Es esto una educación integral? No. Es usar una verdad para introducir una mentira. Es como decir: "Eres hombre, y eres deportista, ahora sólo te falta esto: mira esta chica que linda está". 

Y así aprende, malinfluenciado, que la masculinidad es valorar a las mujeres por su cuerpo, por su capacidad sexual. Y esta conducta se ve reforzada por sus amistades y por la manera de vestir y bailar de las mujeres con las que se relaciona. Estas mujeres, por cierto, copian las actitudes de la chica de la revista, porque observan que los chicos "las quieren lindas".

En este ejemplo hay un mal concepto de hombría, mal concepto de feminidad, mal concepto de belleza. Y ¿cómo se corrigen los malos conceptos? ¡Con educación y con acción, pero primero con educación!

Nos damos cuenta como, por ser rentable, la industria (mal)educa a los hombres y mujeres para que compren y compren, porque es rentable que sus conceptos sean los descritos en los ejemplos. Pensemos un poco: ¿Los grandes laboratorios de anticonceptivos y preservativos como el condón se interesarían en que sean promovidas actitudes como la castidad, viendo desplomadas sus cuantiosas ganancias? ¡NO! La industria actual se basa en la creación de la necesidad del producto. Para vender condones, anticonceptivos, revistas "de deportes", licor, y todo -por que hasta los más recónditos productos son publicitados con una mujer semidesnuda asociada al mismo- la industria manipula las mentes de los hombres y mujeres, especialmente los jóvenes, para que necesiten esos productos para "ser hombre", "ser linda", "estar al día", "evitar enfermedades y embarazos", y demás estándares. ¿Nos vamos a dejar engañar?

En resumen, la educación integral evitará (y evita) que las personas crean en mentiras basadas en verdades manipuladas. Porque no es malo "ser hombre", sino necesitar ver mujeres semidesnudas o desnudas para demostrarlo; no es malo "ser linda", sino tener que vestirte con poca ropa para que alguien te diga linda; no es malo "evitar enfermedades ni espaciar los nacimientos por razones graves, sino utilizar medios que ponen un muro al don de la fecundidad en vez de administrar ese don con los métodos naturales de regulación de la natalidad y haciendo oración para que Dios inspire la responsabilidad en la paternidad y la maternidad. Para que una persona se done a si misma, tiene que conocer y formarse en lo que esa donación significa. ¿Es o no la educación integral importante? La respuesta es obvia.

Y ¿Qué es una educación pertinente y permanente?

Eso lo analizaremos en un próximo artículo, porque este ya se extendió demasiado.
Les deseo muchas bendiciones.

Daniel Sanabria
CEO del Proyecto Castidad Posible
castidadposible@gmail.com